AGOSTO - OCTUBRE 2014 /
Plásticos Nº 312 / 17
DESARROLLO HUMANO
E
n este año que perdimos a Gabriel Garcia Márquez, recuer-
do una frase de su discurso al recibir el Premio Nobel en
1982: “Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los
cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los si-
glos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida so-
bre la muerte”.
Pareciera un presagio. En América Latina y el Caribe, en los últimos
treinta años la democracia se ha consolidado en la gran mayoría de los
países y la gente ha tenido mejoras en salud, educación y acceso a re-
cursos económicos, dimensiones que configuran al Índice de Desarro-
llo Humano (IDH), medida de bienestar del PNUD.
De hecho, la región tiene hoy el más alto IDH comparado con las
otras regiones en desarrollo. Y mientras la desigualdad de ingresos ha
aumentado en las otras regiones del mundo, la nuestra ha logrado re-
ducir la brecha, principalmente debido a la expansión de la educación
y las transferencias públicas a los pobres.
En la última década, la pobreza se ha reducido casi a la mitad en la
región, y la clase media subió de un 22% de la población en 2000 al
34% en 2012, según datos recientes del PNUD.
A pesar de estos logros, tenemos una proporción demasiado alta de
la población que, aunque no vive en pobreza, tampoco ha logrado ac-
ceder a una condición estable de clase media y sigue viviendo en cons-
tante incertidumbre.
Son éstos los vulnerables de la región: pocomás de un tercio de la población,
200 millones de hombres y mujeres quienes corren riesgo de caer en la pobre-
za. Casi la mitad de ellos (98.5 millones) están trabajando. De éstos, 54.4% co-
rresponde a trabajadores informales; casi la mitad, el 49.6%, no tiene acceso a
servicios médicos; 46.1%no tiene derecho a pensión para el retiro y 53.2%no
tiene contrato laboral.
Está claro que si los países de la región no reducen sus vulnerabilida-
des y refuerzan su capacidad de recuperación ante crisis financieras y
desastres naturales, no seremos capaces de garantizar, y mucho menos
ampliar los avances en la región en los ámbitos social, económico y am-
biental. Además, no solo en América Latina y el Caribe sino en todas las
regiones del mundo, el ritmo del progreso social y económico es más
lento que en la década pasada, según el Informe de este año sobre De-
sarrollo Humano titulado "Sostener el Progreso Humano: Reducir vulne-
rabilidades y construir resiliencia” presentado el pasado 24 de julio.
Aunque existe un amplio debate acerca del significado de resilien-
cia, nuestro énfasis se centra en la resiliencia humana, que busca ga-
rantizar la solidez de las opciones, actuales y futuras, de las personas
y su capacidad para lidiar y adaptarse a acontecimientos adversos.
Más de las mismas políticas no rendirán los mismos resultados de
antes. En el Informe hacemos hincapié en la necesidad de ampliar la
protección social y hacerla efectivamente universal, particularmente
en las fases más críticas de la vida de mujeres y hombres.
La calidad del empleo es un tema clave para nuestra región. Los tra-
bajadores -en su mayoría informales, en zonas urbanas y con medios
de vida precarios- son altamente vulnerables a las crisis.
Invertir en la “resiliencia” de las personas y los países al ampliar su
capacidad de lidiar de manera exitosa con las crisis, sean éstas finan-
cieras o asociadas a desastres naturales es, sin duda, una manera de
ampliar “la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”, como inmorta-
lizó Garcia Márquez en su discurso histórico.
Jessica Faieta es Subsecretaria General de la ONU y Directora
del PNUD para America Latina y el Caribe desde mayo de 2014.
Anteriormente fue Administradora Auxiliar Adjunta y Directo-
ra Adjunta de la Dirección Regional para América Latina y el Ca-
ribe, cargo que ocupó en octubre de 2012.
Con 1,25 dólar por día
S
egún las mediciones de pobreza basadas en ingresos, 1.200 mi-
llones de personas viven con 1,25 dólares al día o menos. Sin
embargo, las últimas estimaciones del Índice de Pobreza Multi-
dimensional del PNUD revelan que casi 1.500 millones de personas de
91 países en desarrollo viven en situación de pobreza multidimensio-
nal, con carencias concurrentes en salud, educación y nivel de vida.
Y aunque en términos generales la pobreza está disminuyendo, ca-
si 800 millones de personas se enfrentan al riesgo de volver a caer en
ella por causa de alguna crisis o adversidad.
“Hacer frente a las vulnerabilidades permitirá que todas las perso-
nas participen de los avances en materia de desarrollo, logrando así
que el desarrollo humano sea cada vez más equitativo y sostenible”,
afirmó Helen Clark, Administradora del PNUD.
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